Higiene del sueño.
El sueño es el estado de
reposo uniforme de un organismo en contraposición al estado de vigilia y es una
necesidad fisiológica vital para el buen funcionamiento del organismo así como
el desarrollo físico, emocional, cognitivo y social de los niños.
El sueño sirve para restaurar
en los organismos el desgaste ocurrido durante la vigilia. Además, el sueño mantiene
y reorganiza circuitos neuronales, incluyendo la formación de nuevas conexiones
neuronales que sustituyen a otras ya deterioradas debido al envejecimiento
neuronal.
La ausencia o alteración del
sueño en los niños provoca efectos adversos significativos. La privación o la mala
calidad del sueño en el niño repercuten en el rendimiento escolar y en el
estado de humor y la alteración crónica puede tener también repercusiones
físicas, especialmente fallo de medro (velocidad de crecimiento muy baja, tanto
en peso como en talla, por debajo de los percentiles 3 ó 5 para la edad).
La importancia de la falta de
sueño radica en que posteriormente estos niños presentarán trastornos de aprendizaje, fallo en el
crecimiento, disminución en la capacidad para trabajar y un mayor riesgo de accidentes. Establecer y mantener una buena “higiene de sueño” es el primer paso para
resolver el problema de sueño de un niño.
Los factores que mejorarán el sueño
incluyen buena salud, ejercicio, un horario cotidiano de provecho y
consistente, una dieta balanceada y cantidades apropiadas de comida; un medio
ambiente a la hora de dormir que invite a dormir, así como una secuencia
placentera y relajante de actividades en el momento anterior a la hora de
dormir.
Horas recomendadas de sueño:
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